sábado, 31 de mayo de 2008

Tres minutos y medio para ahogar el silencio.

"Quedan tres minutos y medio para ahogar el silencio"

Y cuando ya no haya silencio, solo queda el advenimiento de más silencio. Pero el primero era reflexivo, era crítico, era la expresión máxima de la libertad humana y, cuando se ahogue la cuenta atrás, este silencio que se nos está imponiendo, esta tormenta de ruido, arena e información nos arrastrará hacia un pozo sin fondo…un pozo de silencio en el que sólo se escucha ruido.

Cuando se escuche ruido todavía habrá esperanza, pero cuando lo que llegue a nuestros oídos sean débiles ecos de ese extinto ruido, entonces, podremos saber, sin tan siquiera sospecharlo, sin percibir la transición, que ese silencio humano de libertad se extinguió hace tiempo junto con una parte de nosotros.

El advenimiento de ese silencio para el que quedan tres minutos y medio anuncia nuestra perdición. Pero la grandeza del Orden Mundial reside en que: quienes lo saben, son los que lo quieren y están arriba; los que no lo saben, son los que no quieren saberlo, ni tienen medios, y están abajo. Y así, sobre el confort de unos pocos y el robo de todos los recursos de los pueblos del mundo, se construye un precioso arco iris donde los colores se armonizan y cruzan cielos surcados por aviones que arrastran enormes banderas pintadas con el color de la “democracia”, “libertad”, “bienestar”, y un etcétera que la libertad de nuestras cabezas para erguirse, y nuestras miradas para alzar la mirada, nos permite ver y nos hace creer.

Bajo este cielo, separados por océanos que separan continentes a gran escala, y por barrios que separan clases y personas a escala aún mayor, no todas las gentes se preguntan y ven la vida desde la misma posición y perspectiva. Nos quieren convencer de que los pueblos que respiran el mar son iguales y a ser iguales deben aspirar, que los pueblos que habitan las montañas; que quienes viven en las estepas deben de estar sujetos a la misma constitución sagrada de quienes viven en verdes praderas. Los occidentales se avergonzarán algún día de haber atentado contra la vida bajo el estandarte de la igualdad de las personas, que no son iguales porque les gusta ser diferentes para contrastar su existencia en el espejo de la vida y afirmar que ellos son, que ellos quieren ser, libres de ser quienes quieren ser. Cuando desaparece un idioma, se extingue una expresión de vida; cuando una doctrina se impone a otra bajo el fuego del miedo, se pierde otra forma de contemplar una vida eternamente subjetiva, se pierde la vida. El ser humano se mutila cada vez que se impone un estilo de vida, cada vez que más pueblos diferentes son recogidos bajo el mismo contenedor-Estado.

Los occidentales se avergonzarán algún día de haberse mutilado al haber mutilado al Sur, de haber perdido las piernas, y con ello la libertad de movimiento, para recorrer la pequeña superficie del pequeño planeta del pequeño sistema solar del basto universo, en busca de un espejo donde mirarse el rostro. Los occidentales exterminamos a los indios, a las etnias, no sin antes esclavizarlos y exprimir sus brazos en trabajos que repercutían, y todavía hoy repercuten, en nuestra felicidad material. Escribimos la historia del mundo, como Conquistadores, sin tener en cuenta la fórmula de vida de los vencidos, sus verdades y sus miserias. Todavía hoy nuestras colonias se muestran confusas, pues han olvidado que son colonias, que son usurpadores de tierras habitadas por otros pueblos, exterminados con una combinación trágica de barras rojas y blancas, y luego estrellas sobre fondo azul que ya nunca serán divisadas por aquellos que fueron vencidos por la civilización superior. Eso era el Norte, hasta que Europa cruzó el atlántico.

La civilización superior les somete, somete el Sur, les roba sus recursos desde la jerarquía de la burocracia de sus propios Estados del Sur, que dan enérgicas brazadas en dirección a la libertad de mercado con los ojos bondadosos del Dios bueno, reinventado por la necesidad del contexto sobre el Dios castigador y arrogante de otros siglos, como arrogante es la civilización superior misma; y se prohíbe así el derecho de ser libre, de soñar libre; se castigan iniciativas solidarias para un pueblo que aspira a ser libre y menos egoísta, en nombre la de libertad egoísta que ensalzan los amos del mundo, antigua colonia británica, que se entretiene armando a dictadores que a veces ni siquiera necesitan asaltar el parlamento, porque lo toman con el beneplácito de un pueblo que niega su pasado, por un pueblo que se niega, porque no se conoce –se lo han prohibido- y que aspira y respira a lo occidental, siendo el primer racista de la Historia que se avergüenza de su propia piel, y que huye y cruza los mares en busca del cobijo de la boca del lobo que primero le roba, luego arma sus dictadores (con las armas o con la democracia), sembrando la injusticia finalmente que generará la ola que cruzará los mares hacia sus propias costas, negándola, rechazándola, con arena impermeable y con tierra yerma para quien no tenga el bolsillo repleto de dosis de Paraíso Artificial. Pero éste siempre se puede comprar.

Los amos del mundo no son Estados, son empresas. Llegará el día en que el Estado cumplirá la única función que le queda para no perder su sentido: la seguridad; pero no la seguridad para asegurar la justicia, sino para sostener la injusticia. La Injusticia Sostenible (S.A).

El tráfico de armas perdió su sentido con el fin de la Guerra Fría, donde quedaba justificado, y generaba riqueza en ambos sistemas, pero ahora el sistema único no encuentra justificación alguna. Tampoco importa, se sepa o no se sepa, uno puede mentir e invadir Irak, porque los mentirosos se permiten, porque la mentira forma parte de nuestra forma de vida, que es la vida ebria de ignorancia.

Los tres minutos y medio se agotan; el silencio total acecha en el siglo de la información. En ésta Tierra Prometida, las personas se dejan llevar por las mareas: las dos cabezas de la política hacen pensar que hay muchas diferencias, y las gentes se resignan a votar a los menos malos de entre los dos más malos.

Aquí, en Occidente, no se aspira al conocimiento. Aquí se miran las Salidas, y el conocimiento hace tiempo que trabaja para reponer los peones que hacen funcionar las piezas de los engranajes del mercado neoliberal. Los pensadores son una rara especie abocada a la extinción; la filosofía desaparece, y con ello el espíritu crítico y la libertad de pensamiento…nada de esto es útil ya. Los medios de comunicación son la mentira y la nueva cultura del pensamiento único. Son muchos y dicen muy poco, y siempre lo mismo. La seguridad crece, pero no así la libertad. Pero no importa ya. Faltan pensadores que se atrevan a pensar por su cuenta. Ahora todos somos europeos y europeístas, porque es lo que se lleva. La nueva moda.

Tres minutos y medio de silencio reflexivo para Occidente…Tres pasos y medio para la perdición, pero también tres ocasiones y media para la esperanza.

Despierta Occidente, despierta….y deja que el mundo amanezca sin ti.

Josu Ansoleaga.


Frase de Jara: "Quedan tres minutos y medio para ahogar el silencio"
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domingo, 18 de mayo de 2008

ÉRASE UNA VEZ EL SIGLO XXI (capítulo 2)

"La historia que les voy a contar tiene un principio -como todas -, pero aún no tiene un final."

…Pero antes de continuar con esto simplemente advertir de que tal principio tampoco tiene cabida en esta historia. Se trata pues, lo que acontece, del capítulo segundo de una historia no exenta de posible polémica cuyo principio ya está escrito, y de un final y un destino que, afortunadamente, aún quedan por ver y no serán revelados todavía, pues su mismo Narrador desconoce dónde le llevarán las mareas de su propia y caprichosa inventiva.

Silencio pues, que el Narrador va a hablar. Aquí Él es Rey y Amo absoluto, él es Dios, pero a diferencia del otro Dios -del Dios viejo que niega mi posibilidad y derecho de ser Dios- yo escucharé y contrastaré posturas, me enriqueceré con las diferentes y siempre sanas concepciones de un universo demasiado ambiguo, demasiado basto para ser asimilado por el Ser que le ha dado el nombre de universo en múltiples idiomas condenados a extinguirse bajo el dominio de unos pocos (idiomas). Lo que viene es, ante todo, un alegato a favor de la filosofía, de la reflexión, de la vida, de la libertad…y si en éste escrito se aborda esto, y no otra cosa, se debe precisamente a la incertidumbre que me causa un nuevo siglo –el XXI- y un mundo que están abocados a terminar con todo ello que yo acabo de exponer. Un siglo que puede anunciar para siempre la extinción de la especie más interesante y peligrosa que a habitado la Tierra de los Azares. Esa especie sois vosotros, y también Vuestro Narrador pertenece a ella. No pretendo ser fatalista, y en verdad que no lo soy, y lamentablemente (lamentablemente para mí) no diré nada original. Solo contemplo el extremo de la soga que, a pesar de haber comenzado su fatal hundimiento hacia el fondo del mar, todavía no ha tirado del rodillo donde ésta se encuentra enroscada, allá en la superficie. Lo más difícil será parar ésta dinámica cuando el rodillo haya empezado a girar, la cuerda desenroscarse, y el extremo a hundirse, anudado al ancla de las fatalidades…, anudado al siglo XXI.

Que Dios nos asista entonces…Pero ¿Por qué entonces, si no lo ha hecho hasta ahora?

Empecemos:

Érase una vez el siglo XXI. Capítulo Segundo.

Una vez repartidos los caramelos a los buenos, elegidos los colores- rojo y azul en su mayoría, salvo notables excepciones- y dispuestas en orden las ideas de la bella profesora, propuso ésta a los niños que en adelante ellos mismos tendrían en sus manos la elección de las pequeñas cosas de clase, las pequeñas decisiones.

"Se trata de comenzar a educaros en los altos valores de la democracia, que es el orgullo de las naciones avanzadas, de los Estados Progresistas, entendéis niños, por eso elegiréis un nombre para vuestros respectivos grupos de colores, y decidiréis por vías pacíficas aquello que encontréis de mayor agrado"

0003, el niño preguntón, como no podría ser de otra forma, pregunta entonces:

- ¿Y qué decisiones son éstas? ¿Podremos no venir a clase? ¿Podremos tener más recreo? ¿Podremos hacer manualidades y pintar dibujos libres y hacer teatros? ¿Podremos, podremos?...


- No, no, ¡bajo ningún concepto!- corta enseguida la profesora. Pero no está enfadada ni escandalizada. Sólo ve en esto otra oportunidad para deslumbrar con su extraordinaria oratoria a sus pupilos-. No se trata de eso, niño preguntón, no se trata de eso. Lo que se busca con ésta idea tan buena que he tenido, iniciativa mía por cierto, es la educación para la ciudadanía, ¡no la anarquía! Con ésta iniciativa, si todo va bien, trato de revolucionar el sistema de enseñanza, pues sólo así prescindiremos de las horas lectivas para tal efecto, para la educación moral de la ciudadanía, pudiendo invertir más horas en hacer de vosotros excelentes trabajadores con excelentes conciencias ciudadanas que brindar a la sociedad… ¡sin invertir y perder tiempo en la creación de ésa conciencia con una hora a la semana destinada a tal efecto! A partir de ahora viviréis y respiraréis la democracia y los valores occidentales sin olvidar la parte práctica, y esencial, que mueve nuestra sociedad tan rápida y competitiva. ¡La Nación os necesita cuanto antes para que os incorporéis al trabajo, y contribuyáis al Estado de Bienestar! Ya con la intervención genética, niños, se ha logrado que vosotros, con apenas ocho añitos, entendáis tareas tan elevadas. Mirando un siglo atrás os escandalizaría la de tiempo que perdían los niños en las escuelas estudiando cosas que no servían para nada, que no contribuían al avance de la ciencia ni a la conquista del progreso. ¡Había muchos vagos que vivían del esfuerzo de los creadores de la sociedad pensando en filosofadas, dándole vueltas a todo, pintando cuadros sin el fin de venderlos, qué sé yo, sin hacer nada, sin satisfacer las necesidades del mercado, a vuestras necesidades del día a día, a aquellas cosas que permiten que el mundo sea tan bonito y que haya una seguridad y una felicidad conquistable desconocida hasta ahora en la Historia. Estamos en el mejor momento de la historia, por eso nos es permisible y correcto, que olvidemos los horrores del pasado y nos abalancemos con ilusión a la conquista del futuro. ¿Entendéis niños? ¿Entiendes 003?

- Pues…-aquí el niño duda un momento-. Sí. Bueno…Todo no. Pero es que yo lo que quería saber es sobre qué podremos elegir, profesora, y no, bueno…no todo eso que has contado. ¿Podremos elegir más o menos lo que queramos…?


- ¡Exacto!, mañana decidiréis sobre los colores de mi uniforme, y ese será el que lleve a partir de entonces hasta la siguiente votación; la semana que viene decidiréis sobre la distribución de los asientos en la clase, y en un mes vendrá la decisión más fundamental de todas: niñas y niños estudiaréis por separado, o no, según decidáis. ¿No es emocionante, niños? Yo os aseguro el margen de libertad necesario para que crezcáis en los valores y los ideales de nuestro tiempo, y al mismo tiempo evito que el exceso de libertad haga que unos pisen a otros. Pues recordad que todos somos iguales y todos tenemos los mismos derechos y las mismas oportunidades. Por otra parte si yo dejase que cada uno hiciese lo que quisiese, ¡esto sería el circo!- el circo era un espectáculo de otra época donde abundaban los payasos, para que me entendáis- y se supone que ésta Institución establece el medio seguro y adecuado para que crezcáis libres y leales a este gran mundo que hemos construido los ciudadanos amantes del progreso. Por eso yo he repartido caramelos sólo a aquellos a quienes han elegido el color azul y el rojo, pues simboliza el premio que surca los aires y los espacios de libertad de elección, que existen y han de existir, condicionando que la respuesta general sea favorable a lo que el sistema necesita. Hay libertad y no hay espacio así para los destructores, para fanáticos y extremistas, para radicales. No hay aspiraciones más nobles que la ética y los valores que yo,..que ésta institución, os enseño, os enseña… ¿me entendéis? ¿se me ha entendido?...No se trata tanto de ser libre sino de sentirse libre, y que esto contribuya a la sensación de la libertad que necesitáis para cuando os incorporéis a la sociedad. Si concebís la libertad en todas sus formas, si respiráis esa libertad tan maravillosa que flota en la superficie, aún a ausencia de ella en el trasfondo, esa realidad existirá, será una libertad real, estaréis impregnados de ella, pues tendrá lugar en vuestra cabeza. Es así como nuestra sociedad avanza y se enriquece; sólo hay que proveer de libertad sin incurrir en los males que puede acarrear una libertad real, peligrosa y destructiva para un mundo que aspira a ser perfecto, mundo que ya fluye camino de la perfección.


La niña más lista de clase está por hacer algún comentario, pero Vuestro Narrador se anticipa a ella, interrumpiéndola, pero con educación, o sin ella, para pronunciarse respecto a diversos puntos, para rebelarse contra las palabras de la educadora, la prostituta del vestido y sus colores, la Hija de su Tiempo.

De ninguna forma iba a dejar Dios que la Hija de su Tiempo acaparase en éste escrito toda la atención; mas sabedor de que las palabras más venenosas han de venir, obligatoriamente, de boca de los enemigos más malvados, se hace oportuno dejar hablar a ésta mujer, la enemiga de los enemigos (camufladas sus formas bajo los vestidos de colores más irresistiblemente atractivos para la luz del momento: la luz del devenir histórico), la encarnación del Mal: pues su mal puede uno multiplicarlo por mil a cada escalón que ella sube hacia el pulpito para dirigirse, desde lo alto, hacia abajo, hacia sus pupilos, con sobrados aires de grandeza en torno a su Figura y Autoridad,…pero, y he aquí lo trágico de todo esto, con la convicción y la profunda creencia de que hace lo correcto, de que vive en la Verdad, con toda la buena voluntad que sus padres y sus educadores (esto lo sé yo porque soy omnisciente) le inculcaron de pequeña. Es humana señores; no hay Mal en todo esto, y es por ello por lo que nos encontramos ante la primera enemiga de Dios, aunque poco tiene que ver Dios en todo esto, pues se ha anulado aquí toda intervención y derecho de presencia suya en asuntos de vida, en el mundo real, donde los humanos son, ante todo, demasiado humanos. Sigamos hablando pues, de la especie de los azares, y del margen de libertad que todavía les queda para seguir siendo lo que son.

A la pregunta de “¿Por qué los niños son tan listos?”, y tocando el tema de los primeros pasos en dirección al abismo de las fatalidades, y antes de que la niña más lista de todas -que se muere de ganas por hablar- nos devele por donde irá su discurso, cabe aquí que el Narrador cuente cuál es el origen de que los niños sean tan listos. A partir de ahora he de mantener cautela, pues no quiero ecos que reverberen en paredes edificadas sobre interpretaciones erróneas,…aunque, honestamente, prefiero esto a no saber explicar bien lo que quiero explicar. A partir de aquí se hace imprescindible contar con la Responsabilidad de lo que digo para con lo que digo. ¿Tiene sentido esto? En verdad que no lo sé…

Se abre una nueva veda, se tiende un puente sobre el abismo. Nos vemos en la otra orilla, en el capítulo tercero. Por hoy yo ya me he distraído lo suficiente.

Se hablará, en el siguiente capítulo, muy al hilo de éste mismo y sin introducciones previas, de la buena voluntad que tuvieron los primeros hombres, y mujeres, en la intervención de los genes, el experimento con células madre, y en que deriva todo ello en el futuro, que es ahora. En general, también se abordarán temas que, en sus orígenes, nacen como utopías y terminan como cárceles que no dejan de perder el atractivo original, con todo el peligro que ello conlleva. Se tratará también el tema de la eutanasia, y la niña más lista de clase hablará de que no todos somos iguales, ni debemos aspirar a serlo. Los niños, enfrentados en dos bloques, dos partidos, decidirían sobre nimiedades, y el progreso de unos se lo atribuirán los otros... y bueno, ya se verá, ya se verá… de momento la historia sin principio y sin final aquí termina.


Frase original de Hell: “La historia que les voy a contar tiene un principio -como todas-, pero aún no tiene un final."

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sábado, 10 de mayo de 2008

ÉRASE UNA VEZ EL SIGLO XXI

He aquí una visión general, y personal, de cómo vienen las cosas en el futuro. Se le puede llamar relato, mas no esconde belleza alguna su forma; se le puede llamar ensayo, mas yo no albergo en mi cabeza los conocimientos necesarios para esculpir ensayos…Palabrería aparte, simplemente decir que hablo sobre el siglo XXI, y sobre cómo van a ser las cosas, a la vista de cómo están desarrollándose las cosas en la actualidad. Obedece a una necesidad de contar, y no está sujeta a las opiniones y gustos de los lectores, ni está dedicada a los lectores, ni se ha intentado desarrollar amenamente para los lectores; simplemente he dado forma a mis pensamientos y he permitido deslices y licencias, todo lo que me ha dado la gana, de modo que lo que leeréis será muy natural, muy honesto, seré yo y mi anti-yo bajo las máscaras de unos cuantos personajes.

Decir también que he necesitado muchas palabras para contar mucho menos de lo que quería contar, así que vendrán capítulos, si es que sigo con las ganas de hacerlo.

Ojala me lluevan críticas por esto, ojala me salgan personajes al paso que me aporten su punto de vista. Que me insulten incluso, si con ello consigo aprender algo más. Pero recordad que esto no es para vosotros, es para mí.


Primer capítulo.

Érase una vez el siglo XXI.

Y la joven profesora se dirigió a sus pupilos:

—Elegid niños: o rojo o azul.

Entonces uno de los niños alzó el brazo, temeroso.

— ¿Y por qué no verde, amarillo o rosa?

Aquí es cuando yo, narrador omnisciente, me eché a reír. Ja ja ja, hice, y no paré de reír hasta un buen rato después. Pobre iluso, pensé, todavía no ha comprendido los engranajes de éste juguete, no se ha leído las instrucciones de éste juego; aunque, todo he de decir, me sorprende, y gratamente, que en este siglo tan complejo y elemental, encorsetado en una realidad muy simple y muy digerible, todavía se encuentren niños que se rebelan y preguntan, aún siendo desde lo más profundo de su inocencia y curiosidad, y quizá sólo gracias a su profunda inocencia y curiosidad.

— No, nada de eso. O rojo, o azul. Elegid niños.

— Pero…—el niño preguntón salta de nuevo—por qué no el verde, a mi me gusta el verde, o el amarillo, el amarillo también es bonito, y también el rosa; bueno, el rosa no que es de niñas…

— O rojo o azul. Sólo uno de los dos, que sino empezamos a reflexionar y perdemos horas lectivas, y eso ni es bueno, ni es práctico, ni es productivo, ni es nada.

— ¿Qué es reflexionar?— pregunta esta vez el niño, ostensiblemente más animado.

La moderna profesora se queda un pequeño rato en silencio y finalmente, y tras precisamente reflexionarlo, responde:

— Pues verás, niño preguntón, reflexionar es como si uno se hallase, de repente y sin esperarlo, ante la bifurcación de una senda cuyo trazado ha estado hasta ese momento perfectamente delimitado, si acaso sinuoso e incluso en zigzag, pero claramente marcado con tiza blanca en sus bordes, de forma que uno no se pregunta a dónde va, porque esto es del todo innecesario, hasta que llega la bifurcación, y dos carteles, al cual más oxidado, apuntan hacia extremos opuestos, y es ahí cuando tiene que elegir si se adentra en el camino de la derecha o en el de la izquierda.

El niño asiente, tratando de asimilar las palabras o más bien haciendo como que asimila las palabras. Pero algo ha entendido.

La profesora, satisfecha de su sorpresivo discurso, y ante la mirada de desconcierto de sus pupilos, decide explayarse con deleite:

— De todas formas niños, eso de reflexionar es más bien cosa del pasado. Antes incluso de iniciar el recorrido, en otros siglos, ya se estarían preguntando que habrían de hacer en caso de llegar a dicha bifurcación, sin tan siquiera verla, cosa del todo absurda como podéis imaginar. Antes también tenían que elegir entre más caminos, eso también es cierto, y elegían y recorrían ávidamente dichos senderos en busca de un mundo perfecto, de una utopía, porque las sociedades eran imperfectas. Pero ahora niños, ciertamente, debéis dar gracias al progreso, pues ya no hay necesidad de utopías, la utopía está alcanzada, hemos tocado el horizonte con los dedos y, como ya digo, no hay necesidad de ella, de utopía, pues estamos en ella. Si no fuese así lo que ahora digo, ¿Creéis de veras que continuaríamos con la misma Constitución del siglo pasado? ¿No la habríamos cambiado, con la democracia, los ciudadanos progresistas y modernos si realmente hubiese hecho falta?

Los niños asienten embobados al unísono. Hay por ahí a uno que se le caen los mocos.

— Pues no lo entiendo— empieza el niño preguntón, divertido por la situación—. Si antes podían elegir entre más colores estoy seguro de que la vida sería mucho más bonita. Mejor tener que elegir el camino a cada momento, perderse y encontrarse, a que te den uno con las flores ya pisoteadas por otros. Y, además, ¿a dónde ir?, si ya se tiene todo, para qué echar a andar. A mi no me mandan en casa a por utopía si ya hay utopía en casa. Es divertido que haya muchos caminos, como un laberinto donde poder jugar a muchas cosas.


La profesora, inteligente, guapa, joven y esbelta –y fíjense bien en las prioridades de vuestro Narrador- habría sido muy plato de mi gusto, vamos, que me habría enamorado de ella, de no tratarse, claro está, de una simple y aburrida Hija de su Tiempo, encajada entre las ideas, los valores, y las escasas nociones que ella misma había aprendido en esa misma aula, o parecida, se me entiende, pocos años atrás.
Pues bien, si describo a la señorita es porque me empezaba a parecer del todo insoportable no describirla, al esculpir en ella, a medida que dotaba de vida a su personaje, cinceladas de fresca hermosura, recreando suaves curvas doradas de feminidad bajo velos que sólo mis febriles evocaciones destapaban… Licencias del Narrador al margen, prosigamos con la historia, no sin antes advertir al lector, en el hipotético e improbable caso de que éste hubiese llegado hasta aquí –cosa muy meritoria por su parte- de que es deseo del Narrador, es mi voluntad -y mi voluntad es mi destino- materializarme en personaje, para que se midan las caras la Hija de su Tiempo, y Dios, que soy yo.

Pero eso será más tarde. De momento la chica contesta al niño:

—Tú crees que es divertido, niño preguntón, pero nunca lo fue en absoluto. Y te diré porqué: Imperaba la confusión, los antagonismos, los enemigos, las clases, los radicales, los polos opuestos… pues cada uno elegía un camino, y los caminos se ramificaban y crecían y se retorcían con violencia, y en cuanto éstos caminos se cruzaban estallaban las guerras; y no solo guerras, sino también matanzas y atrocidades cometidas por el hombre y sufridas por el mismo. Cuando el camino es seguro, y es uno, no debes preocuparte por el qué vendrá, pues uno sabe en todo momento que tras la siguiente curva, tras la siguiente cuesta, tras el siguiente puente, en nuestra senda no acecharán los peligros; de modo que podemos concluir, y atended bien a esto niños, que la libertad, que es esencia y aspiración humana, sólo se consigue si se establece el marco necesario en el que queden reguladas, controladas y limitadas las acciones humanas, en pos del interés de la sociedad del bienestar y del correcto y no intervenido funcionamiento de los engranajes del mercado. Para la libertad se debe de proveer los límites o el margen de la libertad, y eso lo hacen los Estados Progresistas. —ante las miradas de desconcierto y las caras de puro aburrimiento de los niños, la profesora decide rematar—…Vamos, que si el camino es seguro, despreocupadamente podrás jugar y divertirte, sintiéndote seguro, sin señores malos con gabardina acechando entre arbustos, y siendo feliz, muy feliz, extremadamente feliz, de caminar tan alegremente. Así que tú, niño preguntón, si quieres, puedes elegir otro color, porque en esta sociedad todos somos libres, recordad bien esto niños, pero a los demás os digo siguiente: También vosotros podéis elegir otros colores, pero que no os quepa la menor duda de que el azul y el rojo son, de entre todos los colores, los más bonitos y llamativos, los colores que escogen los niños inteligentes y educados, los obedientes y los prudentes, los buenos y los justos y, como no iba a ser de otro modo, en recompensa de la elección acertada, repartiré caramelos entre los que saben elegir bien. Habéis de saber niños que en este mundo, y la historia lo demuestra sobradamente, las actuaciones más inteligentes son aquellas que repercuten positivamente en nosotros; se trata de saber buscar el sentido práctico que contribuya a nuestros fines sin mayores complicaciones. Así que: elegid niños, o rojo o azul.

Los niños eligen entonces. La pantalla táctil de la mesa de la profesora se enciende, parpadea, y muestra un abanico en rojo y azul, de modo que enseguida descubre, con la mirada curiosa de quien desnuda el comportamiento humano, cómo los niños se han decantado por uno color u otro, en función de la elección de sus amistades cercanas. Comprueba enseguida que los rojos corresponden a los votos de los niños internos en el centro y los azules a los niños que acuden a las clases y regresan después a sus casas.
Una curiosidad: el niño preguntón ha elegido el color verde, el niño al que se le caían los mocos -un soñador que no se ha enterado de nada y no ha prestado la menor atención- ha elegido el amarillo, y la niña más lista de clase ha elegido el gris.

Una vez repartidos los caramelos a los niños buenos, obedientes y sensatos, a la pregunta de “¿Por qué has elegido el gris, 0013, siendo como eres la niña más lista, por qué has elegido el gris, si puede saberse?, la niña responde enigmáticamente: Porque he pensado que yo voy a ser el color intermedio y neutro entre los colores fuertes. Ahora no he tenido caramelos, lo cual me da bastante pena, pero como soy la más lista de clase he ido más allá y he pensado que, a lo mejor, o seguramente, sí, lo más seguro, a mi me lo parece al menos, es que, al elegir yo un color neutro que se deja llevar bajo el nombre de centro, quizá pueda acercar los colores fuertes y enfrentados, poco a poco, para que vayan perdiendo su fuerza y no haya tantas diferencias entre ellos, de modo que aunque sigan defendiendo que son rojos o azules, añadirán que son grises también, eso al principio, y comenzarán a darme todos los caramelos, y llegará el día en que gracias a mí todos serán grises, y renunciarán a sus colores para ser grises y sentirse grises. Y ya no habrá diferencias y los caramelos los recaudaré yo. Sí, así lo creo, así creo que será.

Ahora, Vuestro Narrador omnisciente, se encuentra cansado. Así que proseguirá otro día, con el capítulo segundo de ésta historia tan magnífica. Quizá se explique también por qué los niños son tan listos, se hable sobre la eutanasia ética dirigida por los Estados, se hable de si se cumplen o no las predicciones de la niña lista y quizá visionaria, de las reacciones de los niños “minoría”, se presenten nuevos personajes- estoy por presentarme yo mismo- y más cosas que se me vayan ocurriendo, viendo la tele, por sugerencias e ideas de terceros, etc.


· Frase original “Elegid niños, o rojo o azul” de Irati Elorza, o también conocida como Scry en la red.
·Basada en la idea original de Irati Elorza, o también conocida como Scry en la red.

Próximamente Segundo capítulo….

“El futuro es hoy, es el paso que va a darse, el zapato en su trayectoria hacia el asfalto. Sólo hay que imaginar el trazado que seguirá ese objeto en movimiento”
J.A.

jueves, 1 de mayo de 2008

Yo, mi futuro, y otros animales.


A lo largo de este año (año sabático después de terminar el bachiller) he cambiado de opinión muchas veces, y no ha sido hasta hace más bien poco cuando me decanté por estudiar la carrera de Periodismo. Si bien es lamentable (de vergüenza ajena) el trabajo de muchos de los periodistas que plagan los medios de comunicación –sobre todo en todo lo referente a la política-, y aún corriendo el riesgo de tener que actuar en contra de mi propia ética al informar chorrada tras chorrada, y crear preocupación tras preocupación mientras los problemas de trasfondo que hacen que este mundo gire como gira sigan bajo capas y más capas de ignorancia, he decidido embarcarme en esa aventura, siendo muy consciente de que acabaré la carrera con unos conocimientos muy básicos (sostengo que debería de ser una carrera de segundo ciclo, por la responsabilidad que conlleva informar a la sociedad), -vamos, con un bonito título bajo el brazo-, albergando la esperanza de que me dejen un espacio para hablar de cosas importantes- ….ah, y que eso me de la fama necesaria para dedicarme a escribir mis libros,…..sí, de los sueños también se vive, y no hay como encontrar una fórmula que case altruismo y egoísmo de forma que ambos se retroalimenten en un circulo vicioso para sentirse satisfecho en la vida, es decir, para engañar a tu cabecita y que se produzcan las reacciones químicas necesarias que sacien a tu cerebro en sus ansias megalómanas por descubrir la felicidad, y si me apuras, el sentido de la vida y quizá Dios y todas esas cosas. Yo, sinceramente, creo que encontraré a Dios si me conviene, quizá antes de morir, pues es la anestesia más efectiva contra el miedo (si es que de verdad crees y tu color de luto es el blanco)…mientras tanto, ni creo en él, ni creo que convenga dedicarle tiempo en vida;…sólo espero, si se disparan guerras o se desata el dolor a mi alrededor, en estar lo suficientemente cuerdo para engañar, con la lucidez de la locura, mi realidad particular y, con ello, creer en lo que me apetezca creer, siempre y cuando contribuya a sedarme lo que tiene que sedarme…….Por donde iba…ah, sí, lo de Periodismo. Pues bien, ésta ha sido mi elección, tras un año sabático muy sabático, pero no me quedaré ahí, eso también quería decir, pues pienso complementar la carrera con otra carrera (Filosofía o Psicología) para que me dé algo más de riqueza y que la gente diga: Oh, que tipo más interesante, cuanto sabe…y qué belleza la suya (Bueno, lo último no)…pero, en fin, se me entiende. De primeras ya me han jodido bien con la elección, pues me gustan todas las ramas de las humanidades, y andaba muy perdido con todo esto, y ahora con el plan de Bolonia tiene todo pinta de ser mucho más interesante, con el nuevo impulso que se le van a dar a las humanidades (hacia el borde del acantilado, digo) y la privatización de la educación y todo eso (que mis padres sí pueden pagar) me da la sensación de que va a ser todo mucho más fácil, que en el futuro yo voy a ser un tipo mucho más listo, pues me dirigiré a una turba de monos trabajadores (oye, muy buenos todos ellos en lo suyo, ojo…en su especialidad dentro de la especialidad de la especialidad que eligieron en la carrera)…Solo espero elegir bien, y que no se me suban las cuatro nociones que aprenda a la cabeza (¿donde iban a subir sino?) y me acabe creyendo semi-Dios o profeta hablando a los idiotas, con la potestad acaso de iluminar a los ignorantes. Vamos, que lo de sermonear no va conmigo.

Pues sí, el futuro lo veo muy negro entrado el siglo XXI; es leer una novela futurista anti-utópica y echarme a temblar viendo los indicios o las cuerdas ya tensa que apuntan a la fatídica diana en el día a día actual. Globalización, bipartidismo, la ciencia sin conciencia (mira, rima y todo) (y lo de mira y rima también rima) (aaarg, ¡ya vale!)…vamos, todo esto que se cuenta; los primeros pasos hacia el fin de la libertad (a cambio de seguridad) en el seno de la sociedad del progreso, bajo la atenta mirada incluso de gobiernos que se llaman socialistas. Por cierto, que a mí esto me da pánico, porque a veces incluso me lo creo. Ver ahí, a ese tipo tan simpático, con sus cejas bien pobladas en punta, hablando de que su corazón es socialista y que no ha olvidado sus ideales de izquierdas y a uno se le enternece el corazón oye. Por lo menos el otro, el de las barbas canas (que a todo esto me parece un mérito el suyo muy admirable, el estar en el objetivo de todas las cámaras en plena edad del culto a la imagen y la belleza) habla con sus “ideas claras” y va mas o menos de frente- aunque también el tipo este tiende al Centro- y se ve claramente, pues eso, que tiene sus defectos, o en otras palabras y para que nos entendamos todos, que es de derechas. Pero, ay el otro, ay el otro, la verdad es que me desconcierta porque, o duerme su conciencia a base de mentiras que él mismo se cree o, realmente, es gilipollas de remate y no se entera de nada. (Llegados a éste punto siempre cabe decir que estaré agradecido a un país cuyo gobierno me permita decir esto de su presidente, aunque, lamentablemente, cuando sea un señor periodista me tendré que callar, al no ser que quiera dar la nota para darme a conocer y luego ya retirarme a escribir mis dichosos libros). Pues eso, que hasta ahora las personas que Tenían y vivían bien hacían lo suyo, y votaban a los suyos, y los que no Tenían y Querían lo que los otros tenían hacían lo suyo y votaban a los suyos; aunque siempre había quien no se enteraban bien entre éstos últimos y votaban a los otros, y en realidad todo esto sigue pasando ahora, pero te viene éste señoriíto, se saca de la manga ciertas leyes muy progresistas (todo hay que decirlo; aunque nunca respecto a asuntos económicos, donde casi tengo yo más poder que ellos para decidir) y va de que es progre, y de que tolera, y te dice que votes, que no importa a quien pero que votes, todo ello muy afectuosamente, y casi te dan ganas de abrazarlo de lo bueno que es y de lo mucho que dialoga y llega a consensos, mientras él te barre con la otra mano todo el idealismo de una juventud (que son los únicos que, al aburrirse por no tener preocupaciones, pueden dedicarse a fastidiar un poco), se lleva todos los votos que antes eran luz y reflejo de las diferentes formas de pensar -muy sano todo esto- de las personas que no entraban en el bloque azul, dónde uno (y perdón a quién le moleste) piensa por todos, y donde uno para todos y todos para uno y retiro el perdón de antes porque en realidad me da igual, sólo era para embellecer el texto… Vamos, que entre amigos y conocidos de mi edad, que sólo cuatro años antes, al margen de no poder votar, habrían dicho rotundamente NO a los poderosos, ahora se creen, es más, están absolutamente convencidos, de que hacen lo mismo que hacían los que corrían con los polis cargando detrás, solo que desde el sofá de su casa, todo mucho más cómodo; qué fácil es ser progresista cuando nos quitan filosofía de bachiller, nos bajan los impuestos, nos meten a Bolonia y a su p.m. y hablan de inmigrantes como de cifras bailoteando en la pantalla de una calculadora. Claro que hay que estar atento, que de vez en cuando se le cae la máscara y te suelta cosas cómo: “dígame usted, señor Barbas, cuántos inmigrantes se os COLARON durante vuestra legislatura, dígame usted”, y entonces dices: ajá!, me estabas engañando, lo estabas consiguiendo, muy astuto taimado cocodrilo, pero te pillé. ¡Sí!...Claro que luego se te vuelve a ablandar el corazón, porque alguno de entre las veinte o doscientas personas que le escriben los discursos se da cuenta de que hablar de seres humanos que se cuelan como perros en tu propiedad no queda muy bien en boca del señor de las cejas, que eso sólo lo dice el barbas, así que al día siguiente, suelta un discurso muy tierno de cómo ellos también son personas y cómo el barbas trata de reducirlos a números; y el barbas por otro lado dirá lo mismo del otro, claro está.

Yo…sólo trataba de hablar un poco de mi futuro. Disculpen las faltas de ortografía y demás. Como después de ésto me siento más en paz conmigo mismo, y eso me gusta, puede que empiece a escribir regularmente este tipo de cosas; para llamar la atención un poco, y que la gente me critique, o incluso odie, pero que hable, coño.